La Religión ha muerto. Viva el laicismo
De nuevo hemos de hablar de la situación de la religión en España. El ataque frontal y destructivo contra la religión no es propia de un Estado que se define como democrático. Si la directora de un centro público andaluz tiene el "valor" de destruir un belén realizado por sus alumnos, sólo muestra cuál es el conjunto de las consignas del Gobierno. Consignas que se han convertido en el derecho de unos pocos frente a la libertad de la mayoría -aunque también se niegue-.
La imposición de una ideología basada en la ignorancia, en el racismo y en la sola ambición de poder nos demuestra definitivamente que el gobierno de Zapatero no está dispuesto a aceptar a España como un Estado aconfesional que debiera respetar todas las opciones religiosas, privadas y públicas, sino que pretende imponer la mejor opción religiosa, el laicismo. Y se manifiesta su bondad moral frente a la religión, hasta el punto de manipular la realidad histórica y presente para que dicha tesis encofre su propia y ambicosa ignorancia, la de todo el gobierno de Zapatero.
Las últimas actuaciones del Ministerio de Educación y Ciencia con respecto a la religión son el paradigma de la tal imposición y ambición de poder. Se ha reducido la carga horaria de la Asignatura de Religión en la ESO para meter, seguramente, la Educación para la Ciudadanía, y ahorrarse el único dinero ajeno que le duele gastar a la Administración pública. Todo sin previo aviso y sin consenso, es decir, impuesto porque sí. Además, la última aportación al "avance" que supone la LOE, ha sido la nueva estructura del Bachillerato (más arte y menos historia), donde la religión no queda reducida, sino que desaparace absolutamente. Sin previo aviso y sin consenso, es decir, impuesto porque sí.
Ya no se trata aquí de creeo o no creer. No se trata de compartir los presupuestos religiosos o no. No se trata de aceptar la importancia de la religión en la cultura o no, ni siquiera de aceptar la aportación de la religión en la enseñanza o no. Estos son temas que deberán ser discutidos cuando el derecho de los ciudadanos sea respetado, porque de lo que se trata realmente es que el Gobierno está imponiendo su propia ideología y que está destruyendo la libertad de los padres, de los alumnos y de los profesores, los cuales se quedarán literalmente sin trabajo. -Pero el paro, si es por la religión, está bien y es bueno ("Manual de Consignas del Gobierno").
Lo peor de todo es que se empieza por la religión y se termina por todos y cada uno de los ámbitos de la vida pública y privada, hasta que se alcance el estado de control e imposición que pretende, ya descaradamente, el Gobierno de Zapatero. Menester es que todos nos pongamos mano a la obra para que la situación de España cambie, podamos seguir siendo libres y no hagamos real la pretensión de la muerte de la religión para que viva el laicismo.
La imposición de una ideología basada en la ignorancia, en el racismo y en la sola ambición de poder nos demuestra definitivamente que el gobierno de Zapatero no está dispuesto a aceptar a España como un Estado aconfesional que debiera respetar todas las opciones religiosas, privadas y públicas, sino que pretende imponer la mejor opción religiosa, el laicismo. Y se manifiesta su bondad moral frente a la religión, hasta el punto de manipular la realidad histórica y presente para que dicha tesis encofre su propia y ambicosa ignorancia, la de todo el gobierno de Zapatero.
Las últimas actuaciones del Ministerio de Educación y Ciencia con respecto a la religión son el paradigma de la tal imposición y ambición de poder. Se ha reducido la carga horaria de la Asignatura de Religión en la ESO para meter, seguramente, la Educación para la Ciudadanía, y ahorrarse el único dinero ajeno que le duele gastar a la Administración pública. Todo sin previo aviso y sin consenso, es decir, impuesto porque sí. Además, la última aportación al "avance" que supone la LOE, ha sido la nueva estructura del Bachillerato (más arte y menos historia), donde la religión no queda reducida, sino que desaparace absolutamente. Sin previo aviso y sin consenso, es decir, impuesto porque sí.
Ya no se trata aquí de creeo o no creer. No se trata de compartir los presupuestos religiosos o no. No se trata de aceptar la importancia de la religión en la cultura o no, ni siquiera de aceptar la aportación de la religión en la enseñanza o no. Estos son temas que deberán ser discutidos cuando el derecho de los ciudadanos sea respetado, porque de lo que se trata realmente es que el Gobierno está imponiendo su propia ideología y que está destruyendo la libertad de los padres, de los alumnos y de los profesores, los cuales se quedarán literalmente sin trabajo. -Pero el paro, si es por la religión, está bien y es bueno ("Manual de Consignas del Gobierno").
Lo peor de todo es que se empieza por la religión y se termina por todos y cada uno de los ámbitos de la vida pública y privada, hasta que se alcance el estado de control e imposición que pretende, ya descaradamente, el Gobierno de Zapatero. Menester es que todos nos pongamos mano a la obra para que la situación de España cambie, podamos seguir siendo libres y no hagamos real la pretensión de la muerte de la religión para que viva el laicismo.
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